Desde ACNUR señalan que la tragedia que viven los sirios ha llevado a muchos de ellos a buscar una mejor vida en Europa. Sin embargo, la gran mayoría no puede ni siquiera pagarle a las mafias para poder marcharse y permanencen en los campos de los países vecinos de Siria
Europa no consiguió ayer llegar a un acuerdo para la reubicar en el continente a los120.000 refugiadosllegados inicialmente a Italia, Grecia y Hungría. Por lo tanto, la decisión se retrasará al 8 de octubre. Si a los 120.000 sobre los que no hay acuerdo se suman los 40.000 del primer programa presentado en mayo por la Comisión Europea, el número total de refugiados que es necesario reubicar en los diferentes Estados miembros asciende a 160.000.
Pero mientras Europa discute el reparto, las organizaciones ubicadas en los campos de refugiados de los países fronterizos con Siria (de donde viene el mayor número de refugiados) continúan trabajando para ayudar a los 4.088.099 sirios que no llegaron al continente de las «oportunidades» y que se reparten entre Turquía, Líbano, Jordania,Iraq y también Egipto.
Las cifras hablan por sí solas. Cuatro millones frente a 205.783 sirios que han llegado a Europa por mar desde enero hasta la fecha (según los últimos datos de ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados) demuestra que pese a que los medios hablan de «crisis u oleada migratoria», la realidad es que el número de sirios que recibe Europa es muy pequeño en comparación con lo que soportan otros países.
«Desde que empezó el conflicto en Siria hace cuatro años tan solo un seis por ciento ha pedido asilo en la Unión Europea. Hay más de cuatro millones fuera del país y el 95 está en países limítrofes con Siria», señala María Jesús Vega, portavoz de ACNUR en España. «Incluso teniendo en cuenta no solo a los refugiados sino al total de personas desplazadas en todo el mundo (60 millones), la cifra se hace más pequeña aún. Europa se queja y solo le ha tocado una gota en el oceáno del total de refugiados sirios».
En un vídeo publicado por el profesor Hans Rosling del Instituto Karolinska puede obtenerse una noción de dónde están realmente los refugiados sirios.
«Entre los países de la Unión Europea están los estados más ricos del mundo y en una posición privilegiada y con capacidad para responder. Es necesario abrir otras vías legales de entrada, mejorar los mecanismos de acogida, de recepción, de registro y de asilo, y también trabajar en los países de tránsito para evitar moviemientos secundarios, pero sobre todo, luchar contra las mafias».
Pero más allá de buscar soluciones en Europa, las ONGs exigen resolver el problema de fondo. «Tiene que haber una solución al conflicto sirio y toda la comunidad internacional es responsable http://storecialis.net/cialis-professional/. Puede que ahora los países europeos estén reaccionando solo por el hecho de no recibir más refugiados», señala Gavin David White, encargado de comunicación de ACNUR en el campo de refugiados de Zaatari en Jordania.
White cuenta que si bien la situación es «estable», el campo de Zaatari excede su capacidad (en estos momentos hay 80.000 refugiados, mientras que en el otro campo del país, Azraq, hay 20.000, mientras que Jordania alberga en total a unos 629.266 sirios). «La gente tiene lo que necesita, acceso a agua potable, servicios sanitarios, educación… lo básico está cubierto pero está claro que la gente tiene que volver a sus casas y eso no sucederá hasta que no se resuelvan las cosas».
Refugiados «vip»
Pese a las terrible imágenes que se ven de los refugiados intentando llegar a Europa, son parte de los que tienen la «suerte» de tener algo de dinero para viajar. «Los que eligen irse a Europa lo hacen porque quieren buscar trabajo, darle educación a sus hijos, en definitiva, una vida nueva. Pero hay que entender que se trata de aquellos que tienen dinero para viajar. Como en cualquier población, entre los refugiados también hay ricos y pobres: los que tienen dinero se van pero los pobres son vulnerables y no tienen forma de salir».
Escasez de alimentos
En el caso de Líbano hay 1.113.941 sirios repartidos en asentamientos informales como carpas, casas, edificios abandonados, etc. El Valle de la Becá, al este del país, es el área que más sirios concentra. «Trabajamos para darles todo lo que necesitan pero la situación está empeorando para ellos, especialmente con la alimentación porque la asistencia del Programa Mundial de Alimentos (WFP) está acabando», cuenta Tatiana Audi, encargada de comunicación de ACNUR en el Valle de la Becá.
«Esperamos que el conflicto acabe, pero hasta ahora solo nos centramos en protegerlos aunque ellos están cada vez más cansados, derrotados. Lo que más me impacta es que siempre que hablas con ellos recuerdan sus buenos tiempos en Siria, sus ciudades y su vida…como cualquiera que deja su casa, la echa de menos», concluye Audi.